La sargento Ruth Lake y el inspector jefe Greg Carver andan a la caza
de un asesino en serie que recoloca a sus víctimas como si fueran maniquís y
les cubre el cuerpo de complejos y misteriosos tatuajes. Los medios ya
lo apodaron «el asesino de las espinas», por el método primitivo y
tremendamente doloroso del que se sirve para tatuarlas. Después de muchos
meses de investigación, cuando parece que la resolución del caso es inminente,
el asesino asesta un golpe personal: dispone a su última víctima de forma que se
parezca a la esposa del inspector. Sometido a una gran presión, Carver entra en
una espiral autodestructiva de alcohol y sexo. De pronto, se encuentra en el suelo,
medio muerto por un disparo, y sobre él se alza la imperturbable Lake,
apuntándole con un arma. ¿Le disparó ella? Si no es así, ¿por qué está
retirando de su apartamento todas las posibles pruebas y falseando el escenario
del crimen?
También Lake está convencida de que su jefe esconde algo, de que recuerda
más de lo que está dispuesto a reconocer. ¿Por qué miente Carver? ¿Sabe lo que
hizo la sargento? Entretanto, el asesino de las espinas los observa con
atención mientras maquina su próximo ataque¿